Y cuando ya no hay mas a quien culpar de nuestra vida. La cual hoy es lo que nosotros mismos hemos decidido en cada emoción la cual creíamos que era nuestro corazón indicándonos que lo que sentíamos era real. Cuando observas cada experiencia que en su momento la mente te gritaba que tu tenias la razón, y que todos los demas eran unos necios y egoístas porque ellos no te entendían y no te daban la razón. Ellos los cuales te hacían sentir vulnerables, se burlaban de tu sentimientos, de tus lagrimas, porque para ellos tu te habías convertido en una victima. Bueno eso era lo que tu te decías internamente y para ti, tu no eras culpable de sentirte desconsolada y en sus momentos rechazada. Por mucho tiempo esperabas el rescate de cada situación la cual uno mismo permitió que sucediera. Y llega el instante cuando te encuentras con la cruel realidad que absolutamente nadie te hizo dano, todo lo vivido nosotros mismos lo creamos en nuestra mente carente de amor propio. Y solo te queda mirarte al reflejo del espejo de la vida y reconocer que todo esta dentro de uno mismo. No existe el otro fuera de nosotros, fuimos nosotros mismos los verdugos de las relaciones toxicas, de las faltas de respetos, de aceptar las mentiras que escuchábamos y solo por temor a lo desconocido que imagina-vamos que no existía otra manera de sentir y de reflexionar. Y cuando ya no puedes señalar a el otro, entonces tienes el control de tus decisiones, de tus emociones, de lo que realmente quieres en tu vida. Ya no existen pretextos para aceptar menos de lo que vales. Y una vez mas te miras al espejo de la vida, y sonríes, porque lo que miras es tu reflejo y sabes que fuera de ti, no existe nada, que tu no le des permiso, a ser parte de tu integración divina.
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Abrazando a tu Enemigo
