Hay instantes que el deceo de obtener aquello tan anhelado se convierte en una realidad, la cual sabíamos que era solo un espejismo creado por nuestra mente que nos engana. Ya obtenido lo deseado el resultado no siempre es lo que imaginábamos y en ese momento se pierde la magia del deceo y solo queda un espejismo de vació. El cual por la necesidad de ser humanos reemplazamos con otro anhelo y seguimos persiguiendo metas, relaciones, trabajos, parejas, y nunca existe el saciarnos. El reconocer que todo aquello que creemos que nos va hacer sentir mejor con nosotros mismos, es solamente un deslumbrar del deceo insatisfecho que hay en dentro de nuestro ser interior. El constante bombardeo de lo exterior que muestra que hay algo mejor para disfrutar solo hace de nosotros victimas de una realidad que no existe. Llega el momento el en cual la aceptación es el único camino que recorrer. Que no existe nada fuera de nosotros que pueda llenarnos el vació del espejismo que construimos al pensar que el reflejo del otro seria nuestra medicina. El vació existe porque estamos creados con el deceo de saciarnos constantemente. Somos seres insatisfechos que por vanidad y Ego buscamos aquello que en sus momento es placentero, y al final solo deja secuelas de aquello que por un instante nos dio el placer de sentirnos completos y vulnerables. Solamente para volver abrir nuestros ojos y el momento de lo placentero se desvaneció en medio del alba y en medio de la noche oscura la cual trajo el placer de amar y ser amado. El deceo se pierde y afrenta la realidad de que todo lo vivido es solo el espejismo de la vida la cual nos permite sentir el deceo en carne propia y dejar que fluya y se convierta en una mas de nuestras memorias. Somos seres vivientes que nos saciamos del deceo de sentir el todo.
Comparte Este Pensamiento
Author: abha
http://abrazandoatuenemigo.comuna alma cual su deceo es compartir su verdadera esencia por medio de pensamientos y emociones vividas en el momento. Somos seres capaces de transformarnos siempre y cuando tengamos el deceo.